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16. YÜ /EL ENTUSIASMO

    “El entusiasmo. Es favorable enrolar auxiliares y poner en marcha los ejércitos.”

    El tiempo del entusiasmo llega con la presencia de un hombre notable, que está en simpatía con el alma del pueblo y de acuerdo con ella. Es por eso que encuentra la obediencia general libremente consentida. Para despertar el entusiasmo es necesario acordar las órdenes que uno imparte con la naturaleza de los gobernados. El rigidez de las leyes naturales tiene por fundamento la regla del movimiento que sigue la línea de menor resistencia. Estas leyes no son exteriores a las cosas sino que ellas constituyen la armonía inmanente del movimiento. Por eso los cuerpos celestes no se desvían de sus órbitas y todos los fenómenos naturales se cumplen con una regularidad fija. Lo mismo ocurre en la sociedad humana. Solo son ejecutadas las leyes que se enraízan en el sentimiento popular, mientras que aquellas que lo contradicen, sólo despiertan resentimiento.
    El entusiasmo permite enrolar auxiliares para efectuar el trabajo sin temer a las oposiciones secretas. El entusiasmo es también lo que permite uniformizar los movimientos de masas populares, sobre todo durante las guerras, con el fin de obtener la victoria.