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9. Centro G

    Amor, identidad y dirección

    Sede del Monopolo Magnético — Esencia Superior

    En el corazón del Cuerpo Gráfico se encuentra el Centro G, el núcleo que sostiene nuestro sentido de amor, identidad y dirección. Este centro alberga el enigmático Monopolo Magnético, un imán con un solo polo cuya función no es repeler, sino atraer. Lo que atrae es amor, belleza y las experiencias precisas que estamos destinados a vivir.

    Desde este punto central, la vida entera parece organizarse: el Monopolo Magnético guía nuestra trayectoria, atrayendo personas, lugares y acontecimientos que componen nuestro camino. Nos impulsa a buscar —y a vivir— el amor, comenzando por el amor propio.


    Correlación biológica

    El Centro G se asocia biológicamente con el hígado y la sangre. El hígado regula la calidad de nuestra sangre, y esta distribuye nutrientes y oxígeno a cada célula del cuerpo. Una vez dañadas, las células hepáticas no se regeneran. Sustancias como el alcohol deterioran este órgano, afectando no solo la salud física sino también la percepción de nuestra identidad.

    En varias tradiciones indoeuropeas, el hígado era considerado el punto de entrada de la reencarnación, una visión que coincide con la perspectiva del Diseño Humano sobre el papel del Monopolo Magnético: nos ancla al cuerpo en el nacimiento y lo abandona en la muerte.


    Amor, identidad y dirección

    • Amor: el Monopolo Magnético nos recuerda que no estamos aquí para ser amados, sino para ser amor. Esta fuerza interna nos atrae hacia experiencias específicas y nos mantiene unidos a la totalidad a través de la energía del amor. La sensación de “búsqueda” que muchos sentimos en la vida proviene de la aparente separación entre el Monopolo Magnético y el Cristal de Diseño antes de encarnar, lo que nos impulsa a buscar fuera lo que siempre ha estado dentro.
    • Identidad: el Monopolo Magnético mantiene en coherencia nuestros Cristales de Personalidad y de Diseño, generando un patrón único e irrepetible que define nuestra identidad.
    • Dirección: actúa como un GPS interno, asegurando que avancemos por la trayectoria correcta para nuestro ser. Atrae las condiciones exactas que necesitamos para vivir nuestro propósito.

    Las puertas del Centro G

    El diamante central del Cuerpo Gráfico posee ocho puertas que se dividen en dos configuraciones principales:

    • Cruz del Receptáculo del Amor:
      • Puerta 15: amor a la humanidad.
      • Puerta 10: amor a uno mismo.
      • Puerta 25: amor universal, sin discriminación.
      • Puerta 46: amor al cuerpo.
    • Cruz de la Esfinge:
      • Puerta 1: presente (rol creativo).
      • Puerta 13: pasado (memoria y escucha).
      • Puerta 7: futuro (liderazgo).
      • Puerta 2: el chófer, que guía la dirección.

    Cada una de estas puertas expresa aspectos del amor o de la dirección, y su activación en tu diseño indica cómo se manifiestan en tu vida.

    PuertaNombreDescripción
    Puertas de Dirección
    Puerta 1Lo creativo
    La Puerta de la Autoexpresión
    Nuestro lugar en el ahora
    La capacidad para la creatividad
    Puerta 13La comunidad de los hombres
    La Puerta de Saber Escuchar
    Dirección o dirigir mirando atrás
    Oír los secretos de los demás
    Puerta 7El ejército
    La Puerta del Rol del Ser en la Interacción
    Dirección o dirigir mirando adelante
    Liderar mediante la influencia
    Puerta 2Lo receptivo
    La Puerta de la Dirección del Ser
    Dirección o visión
    El director o el chófer
    Puertas de Amor
    Puerta 15La modestia
    La Puerta de los Extremos
    Amor a la humanidad, adoptando diferentes ritmos y extremos de conducta
    Puerta 10El porteLa Puerta del Comportamiento del SerAmor a uno mismo
    El amor de ser uno mismo
    Puerta 25La inocencia
    La Puerta del Espíritu del Ser
    Amor universal, conservando la inocencia a pesar de las circunstancias
    Puerta 46El empuje hacia arriba
    La Puerta de la Determinación del Ser
    Amor al cuerpo
    Determinación para seguir hasta el fin

    (Aquí es donde puedes revisar tu Diseño Gráfico para identificar qué puertas tienes activas en el Centro G).


    El Centro G definido

    57 % de la población

    Quienes tienen este centro definido poseen un sentido fijo de identidad y dirección. Saben hacia dónde se dirigen y transmiten confianza a otros, inspirándolos a encontrar su propio rumbo. Su amor propio es estable, lo que les permite amar sin dependencia.

    El reto aparece cuando intentan forzar su dirección sobre otros sin invitación o esperan que todos sigan su mismo camino. Desviarse de su verdadera dirección para cumplir expectativas externas puede llevarles a una profunda sensación de pérdida o desconexión de sí mismos.


    El Centro G sin definir

    43 % de la población

    Estas personas no tienen una identidad fija ni una dirección constante, y eso es parte de su diseño. Se adaptan a las personas y entornos con los que interactúan, recibiendo influencias que enriquecen su experiencia.

    Su sensibilidad al entorno es clave: si están en el lugar adecuado, las personas y experiencias que encuentran serán las correctas. Si están en el lugar equivocado, la dirección y el amor que experimentan se distorsionan.

    El no-ser en este centro se manifiesta como una búsqueda compulsiva de amor o identidad: “¿Quién soy? ¿Adónde voy? ¿Quién me va a amar?”. La clave está en dejar que la vida les inicie, permitiendo que otros les muestren lugares, personas o caminos, y confiando en que reconocerán lo correcto por cómo se sienten en ese entorno.


    El Centro G completamente abierto

    Sin ninguna puerta activada, las personas con este centro completamente abierto carecen de referencias internas de identidad o dirección, lo que puede llevarles a buscar constantemente validación externa. Esta apertura, sin embargo, puede convertirse en una fuente de gran sabiduría: al experimentar tantas perspectivas diferentes, desarrollan una comprensión profunda de la naturaleza del amor, la identidad y el movimiento a través de la vida.


    La cháchara del no-ser del Centro G sin definir

    La mente del no-ser genera diálogos internos que buscan llenar el vacío de identidad o dirección:

    • “¿Quién soy?”
    • “¿Dónde debería ir para saber quién soy?”
    • “¿A quién voy a amar? ¿Quién me va a amar?”
    • “¿Es aquí donde encontraré el amor?”
    • “Voy a quedarme con esta persona porque me da un sentido de quién soy.”

    Reconocer esta cháchara es esencial para el descondicionamiento. Cuando se vive de acuerdo con la Estrategia y la Autoridad, la identidad y la dirección correctas no se buscan: llegan solas.

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