SINCRONARIO ASTROLOGICO

Plutón en Acuario

(2024 – 2044)

Transformar a la humanidad, transformándonos a nosotros mismos.

Creo que todos somos concientes del cambio que estamos viviendo como humanidad. Aquello que antes asumíamos como obvio, como algo “que es así”, fijo e inmutable, hoy lo ponemos en duda. Las bases en las que está formada nuestra sociedad, a quien/qué le atribuimos poder, los modos de relacionarnos con el planeta en el que vivimos, los estándares que perseguimos, el consumismo extremo de “necesidades” que ni siquiera sabemos si necesitamos realmente… Este tránsito viene a mostrarnos que las cosas pueden ser diferentes. Hay otras maneras posibles, aunque parezcan lejanas o generen miedo por ser algo nuevo nunca antes visto.

Solo pasó un día de la entrada de Plutón a Acuario y las redes ya están sobrecargadas de información. Este es un gran ejemplo de lo que trae esta energía, pues, entre tantas expresiones, lo primero que empieza a aparecer cuando un planeta cambia de un signo a otro, es su sombra. La base de la espiral evolutiva. La mierda más mierda. Sabiendo que ese mismo camino nos llevará hacia la luz y lo más elevado que plutón en acuario tiene para develarnos. Observemos:

¿Qué uso le damos a la tecnología? ¿Cómo es nuestra relación con ella? ¿A quién/qué le atribuimos poder? ¿Sobre qué ejercemos control? ¿A qué/quién nos sometemos? ¿Actuamos únicamente desde intereses personales o tenemos en cuenta el impacto social como humanidad?

Ante el gran caudal de información, tengamos presente el eje Leo – Acuario (individuo – sociedad). Recordemos lo propio: separarnos un rato del afuera para reformular lo que pensamos, creemos, deseamos, disfrutamos, como seres individuales. Hay una fuerte tendencia a la despersonalización, ya que las energías transpersonales actúan como fuerzas colectivas que nos toman y así terminamos viviendo la vida de otro, por ejemplo a través de las redes sociales. ¿Qué sentimos expresar y cómo podemos volcarlo en la grupalidad?

El cuerpo y la presencialidad, serán otras de las claves frente al exceso de mente y virtualidad. Si bien, Acuario trae el avance tecnológico, creo que este camino solo es viable de la mano de la reconexión con la naturaleza, con nuestros orígenes, con los lenguajes sagrados y ancestrales adaptados al aquí y ahora. Con aquello que nos vuelve humanos y sensibles. Ir más allá de la mente, bajando al cuerpo.

Con este cambio de paradigma, la fuerza reside en la Red, en los grupos. Nos invita a valorar lo que cada uno tiene para aportar a la grupalidad y a entender que entre todos construimos esta humanidad. Conectar con la autenticidad y la expresión más genuina saliente desde el corazón, aceptando que hay diferentes comunidades y formas de habitar el mundo.

Finalmente, es importante traer que el entendimiento de las energías transpersonales, llega con delay. Se trata de algo que aún no entendemos ni tampoco sabemos con exactitud cómo va a desarrollarse en el tiempo. Quizás en un par de años logremos comprender el cambio que estamos atravesando. Mientras, el trabajo está en las experiencias del día a día, como individuos vinculándonos en sociedad.

Dejarnos sorprender por lo imprevisto que rompe con lo conocido aunque al principio pueda doler o nos conecte con lo peor de nosotros, con la conciencia de que ese mismo camino deriva en la sanación y la liberación, en la transformación individual y colectiva. Aire nuevo renueva.

• Lulú en el Cosmos

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Planetas Retrogrados

Cuando un planeta está retrógrado, aparenta moverse hacia atrás en el cielo desde nuestra perspectiva en la Tierra. Es un fenómeno que simboliza un viaje hacia el interior. En lugar de proyectar su energía hacia el mundo exterior, el planeta nos invita a reflexionar, revisar y reconfigurar los temas que rige.

En términos esotéricos, la retrogradación es una pausa divina, un momento para mirar dentro del alma y encontrar lecciones pendientes “Detente, observa, direcciona el rumbo”. Filosóficamente, nos enseña que el tiempo no es lineal, sino cíclico, y que cada retrogradación es una oportunidad para reconciliar el pasado con el presente y así crecer hacia el futuro.

Mercurio

Mercurio Retrógrado: Invita a reflexionar sobre la comunicación, el pensamiento y los acuerdos. Es un tiempo para revisar palabras dichas y decisiones tomadas, ajustando la mente a un enfoque más consciente.

Venus

Venus Retrógrado: Profundiza en las relaciones y el valor personal. Nos llama a reexaminar el amor, los deseos y cómo cultivamos la conexión con nosotros mismos y los demás.

Marte

Marte Retrógrado: Detiene la acción para evaluar nuestras motivaciones y energías. Es un momento de introspección sobre cómo manejamos la ira, el deseo y nuestras metas.

Júpiter

Júpiter Retrógrado: Abre un espacio para revisar nuestras creencias, ideales y el sentido de expansión. Nos invita a alinear nuestra búsqueda de crecimiento con verdades internas más profundas.

Saturno

Saturno Retrógrado: Una pausa en la construcción y responsabilidad. Pide revisar estructuras, compromisos y lecciones de vida, mostrando dónde necesitamos disciplina interior.

Urano

Urano Retrógrado: Tiempo de introspección sobre cambios y liberación. Nos conecta con una revolución interna, replanteando lo que significa ser auténticos.

Neptuno

Neptuno Retrógrado: Disuelve ilusiones para reconectar con la verdad espiritual. Nos guía hacia una claridad profunda en la intuición y los sueños.

Plutón

Plutón Retrógrado: Un viaje hacia la sombra y la transformación. Nos empuja a revisar procesos de muerte y renacimiento internos, para emerger más auténticos y poderosos.

Eclipses 2025

Un eclipse es un fenómeno celeste que simboliza la unión y el contraste entre las energías del Sol (identidad, propósito, conciencia) y la Luna (emociones, intuición, inconsciente). Es un momento de alineación exacta entre estos dos grandes luminarios, donde el tiempo parece detenerse, abriendo un portal hacia el autoconocimiento y la transformación.

En las antiguas civilizaciones, los eclipses eran vistos como momentos cargados de significado espiritual y cósmico. Se interpretaban como señales de los dioses o del destino, marcando eventos trascendentales en la vida de las comunidades y las personas. Algunos los consideraban presagios de cambios profundos, ya fuera en lo colectivo o en lo personal, mientras que otros los veían como una oportunidad para conectar con lo divino y realinear sus vidas.

Los rituales eran comunes en estas épocas. Las culturas invocaban protección, rendían tributo a las fuerzas celestiales y buscaban el sentido detrás de la oscuridad que cubría el cielo.

En términos esotéricos, los eclipses nos invitan a un viaje interno: el Sol revela aspectos de nuestra identidad que necesitan renovarse, mientras la Luna destapa emociones profundas o patrones inconscientes que buscamos integrar. La temporada de eclipses, con su intensidad prolongada, actúa como un laboratorio de transformación, donde lo antiguo se disuelve para dar paso a lo nuevo.

Así como nuestros ancestros vivieron estos eventos con reverencia y cuidado, nosotros podemos honrar esta energía como una oportunidad para reinventarnos, realinearnos y recordar que la luz siempre regresa después de la oscuridad.

Cuando la luz desaparece, estamos llamados a enfrentar nuestra sombra.