- Lugar tranquilo, en penumbras y sin luces artificiales.
- Visualiza una esfera de cristal a tu alrededor. Dentro: rayos blancos y luminosos de energía positiva.
- Fuera de la esfera, visualiza rayos rojos que repelen toda mala intención.
- Colócate mentalmente dentro de la esfera. Allí estás protegido.
- Imagina cómo las malas ondas rebotan en el exterior de la esfera.
- Observa al emisor de esas energías negativas y visualiza cómo no puede afectarte.
- Finaliza lentamente y hazlo cada mañana al despertar.
Esta práctica diaria fortalece el campo áurico, y activa una “membrana psíquica” que selecciona qué energías permites entrar.